ARCHBISHOP GOMEZ CELEBRATED HISTORIC VIRTUAL MASS IN HONOR OF OUR LADY OF GUADALUPE AT CATHEDRAL OF OUR LADY OF THE ANGELS ON THE EVE OF HER FEAST DAY
December 11, 2020  |  By:   |  Press Releases  |  

Archbishop José H. Gomez celebrated a historic virtual Mass tonight in honor of Our Lady of Guadalupe on the eve of her Feast Day at the Cathedral of Our Lady of the Angels. Tonight’s Mass followed the annual “Mañanitas,” a musical tribute, which this year was livestreamed so that families could celebrate safely from their homes amid increased COVID-19-related public safety measures. The entire celebration is availablehttps://www.facebook.com/olacathedral and https://lacatholics.org/guadalupe/.

“This year, we celebrate the feast of Our Lady of Guadalupe in a time of pandemic, at a time when so many people around the world are suffering from the pandemic and from the economic situation and social isolation,” said Archbishop Gomez in his homily (full homily is below as it was prepared in Spanish). “We ask our Mother to intercede for us, for those who are sick, for the souls of those who have died because of this disease and for their families, and for all who are suffering. That she may bring healing and hope to the sick and comfort to our brothers and sisters whose lives and livelihoods have been harmed and destabilized. We ask her to release us from this coronavirus plague.”

The celebration dedicated to Our Lady of Guadalupe featured a video of Aztec dancers honoring Our Lady and several artists serenading her, a Mariachi tribute, and a Rosary prayer led by Our Lady of Guadalupe expert Ernesto Vega and Catholic singer Yesenia Flores. The artists that serenated “La Morenita” at the Cathedral — home to the only known relic of the tilma of St. Juan Diego outside of the Basilica of Our Lady of Guadalupe in Mexico — included Andrea Andrea, Anna Betancourt, Adrian Cruz, Angel Garcia and Jacky Ibarra, all accompanied by Mariachi Charros de Oro de Adrian Cruz.

This week the Holy Father, Pope Francis, granted a Plenary Indulgence to the faithful celebrating Our Lady of Guadalupe at home as an incentive to keep all people healthy, especially those who may not have access to health services.

“Holy Mary, our Blessed Mother, who loves us with a tender love but who also cares for us and protects us because she is a mother who will do anything to protect her sons and daughters,” continued the Archbishop. “Tonight, let us renew our purpose to always have the presence of Our Lady in our hearts and in our homes.”

On the feast of St. Juan Diego, Dec. 9, an illuminated image of Our Lady of Guadalupe by local artist Lalo Garcia was unveiled on the exterior of the Cathedral. The image will be projected through the night of Dec. 12 and is visible from surrounding streets in downtown Los Angeles. The illumination and celebration were possible thanks to the support of the Catholic Communication Collaboration (C3) and Catholic Cemeteries & Mortuaries.

For the faithful who would like to continue to celebrate this time-honored tradition, an archival video of the Latino Theater Company’s “La Virgen de Guadalupe, Dios Inantzin” – a pageant play celebrating the miracles of Our Lady of Guadalupe, which has been presented at the Cathedral for free since 2002, will also be broadcasted on the Cathedral’s Facebook page at facebook.com/olacathedral.

While the pandemic has changed the way her feast day is celebrated this year, thefiestas have continued because her words resonate loudly in the hearts of the faithful,Guadalupanos, to this day, “Let your heart not be disturbed. Do not fear that sickness, nor any other sickness or anguish. Am I not here, I, who am your Mother?”

For additional information, please visit lacatholics.org/guadalupe.

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Homilía – Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe[i]

Mons. José H. Gómez

Arzobispo de Los Ángeles

Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles

12 de diciembre de 2020

 

Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo,

En este extraño y difícil año, tenemos nuestra celebración de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe a través del internet y de las redes sociales.

Y estaba pensando en la escena del Evangelio que todos recordamos muy bien. Aquel triste momento en el que nuestro Señor está en la Cruz y le confía su madre a San Juan.

Como recordamos, Jesús le dijo a Juan:“¡Ahí está tu madre!”, y luego el Evangelio nos dice: “Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él” [ii].

Eso es lo que estamos viviendo esta noche. Estamos recibiendo a Nuestra Señora, a nuestra Madre Santísima en nuestros hogares, tal como lo hizo San Juan.

Y, desde luego, todos queremos tener a Nuestra Señora en nuestros hogares, no sólo esta noche y en esta gran fiesta, sino todos los días de nuestra vida.

¡Nuestra Señora de Guadalupe es nuestra madre del cielo! Y como a nuestras madres de la tierra, tenemos que tenerla en el centro de nuestras vidas, y en el corazón de nuestros hogares.

Necesitamos tener una relación personal profunda con María. Una relación de amor y de afecto. Una relación de profunda devoción y confianza.

Este año, celebramos la fiesta de Na. Sa. de Guadalupe en una época de pandemia, en un momento en el que tanta gente en todo el mundo, está sufriendo por la pandemia y por la situación económica y el aislamiento social.

Le pedimos a Nuestra Madre que interceda por nosotros, por los que están enfermos, por las almas de aquellos que han muerto a causa de esta enfermedad y por sus familiares y por todos los que están sufriendo.

Que de la sanación y la esperanza a los enfermos y el consuelo a nuestros hermanos y hermanas cuyas vidas y medios de subsistencia han sido dañados y desestabilizados. Le pedimos a ella que nos libere de esta plaga del coronavirus.

Cuando Nuestra Señora de Guadalupe vino al Tepeyac en 1531, era un tiempo de gran incertidumbre y agitación política. La gente se había visto devastada por plagas y terremotos. Había mucha violencia, conflictos raciales y también sufrimientos e injusticias generalizadas.

Nuestra Señora llegó como una madre en ese momento histórico y cultural. Y vino trayendo un mensaje de esperanza. “No se turbe tu corazón”, le dijo a San Juan Diego.

María de Guadalupe viene nuevamente a nosotros esta noche en este tiempo de angustia y de temor. Esta noche, ella entra en nuestras casas, así como entró en la casa de su prima, Santa Isabel, como escuchamos en el Evangelio de esta noche.

Viene para traernos a Jesús, para traernos la alegría y para llenar nuestros corazones de paz. Y esta noche nosotros también recibimos a Nuestra Señora, en nuestros hogares, tal como lo hizo Santa Isabel. Y le decimos: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”.

Queridos hermanos y hermanas, María viene como “la madre de nuestro Señor”. Y viene como nuestra madre. Sabemos que ella nos ama con el tierno amor de una madre.

Y nos dice también las palabras que le dirigió a San Juan Diego, que estaba preocupado con la enfermedad de su tío, Juan Bernardino: “No temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y protección? ¿No soy yo tu salud?”.

Esta noche pedimos que sepamos escuchar la voz de nuestra Madre que nos hace una promesa de sanación y de esperanza y nos dice personalmente a cada uno: No temas, No estoy yo aquí. No soy yo tu salud.

En su bella oración del Magnificat que escuchamos en el Evangelio, Maria Santísima nos dice: “Mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi Salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”.

Dios, en su misericordia, viene también a visitarnos en nuestra sencillez, en nuestro dolor y aislamiento, en nuestro miedo.

Maria Santísima es nuestra madre buena que nos quiere con un tierno amor pero que también nos cuida y nos protege porque es una madre que hará cualquier cosa por proteger a sus hijos e hijas.

Sabemos de su fortaleza porque el Evangelio nos relata como Nuestra Señora dio a luz a Jesús en la incertidumbre y en la pobreza, en un momento en el que no había lugar en la posada para ella y para San José.

También protegió a su hijo Jesus cuando la Sagrada familia fue a Egipto y allí vivieron como migrantes y refugiados. Y también estuvo al pie de la Cruz, compartiendo el sufrimiento de su Hijo único.

¡Tanto así ama a Jesús nuestra Santísima Madre! Y tanto así nos ama también a cada uno de nosotros.

Entonces, queridos hermanos y hermanas, contemos siempre con el amor y protección de nuestra Madre Santísima por cada uno de nosotros y nuestras familias.

Y, esta noche, renovemos nuestro propósito de tener siempre la presencia de Nuestra Señora en nuestros corazones y en nuestros hogares.

Especialmente en estos tiempos difíciles sigamos acudiendo con más urgencia al Corazón materno e Inmaculado de Nuestra Señora de Guadalupe pidiéndole que sea siempre nuestra madre queridísima. Madre de sanación, de esperanza y del amor de Dios.

¡Que Viva la Virgen de Guadalupe!

¡Que viva San Juan Diego!

¡Que viva San Junípero Serra!

¡Que viva Cristo Rey!

¡Que viva la Virgen de Guadalupe!

¡Que viva la Virgen de Guadalupe!

¡Que viva la Virgen de Guadalupe!


[i] Lecturas: Za 2,14–17; Ap 11, 19, 12, 1–6, 10; Lc 1, 39–48.

[ii] Jn 19, 27.