ARCHBISHOP GOMEZ REMINDS FAITHFUL THEY ARE LOVED AND PROTECTED BY THE VIRGIN DURING TRIBUTE TO OUR LADY OF GUADALUPE AT CATHEDRAL OF OUR LADY OF THE ANGELS
—The Virgin of Guadalupe was serenaded on eve of her Feast Day by all-female lineup of singers, including a Latin Grammy nominee, a Mexican rancheras duet, and a top LA soprano-—
Archbishop José H. Gomez welcomed faithful to the Cathedral of Our Lady of the Angels in downtown Los Angeles during the annual midnight Dec. 12 Mass to honor Our Lady of Guadalupe and reminded them that during this 491st anniversary of the apparitions of Our Lady of Guadalupe to St. Juan Diego, we celebrate that all countries in North and South America are under her loving care and protection.
“We celebrate tonight, in a special way, the Feast of Our Lady of Guadalupe, and we join the Bishops of Mexico at the beginning of the Intercontinental Guadalupana Novena in preparation for the celebration of the 500th anniversary of the apparitions,” said Archbishop Gomez in his homily. “The Virgin of Guadalupe is our mother. She reminds us of who we are, the dearest sons and daughters of God our Lord. And it is with her that we want to be, because she leads us to Jesus, she leads us to God,” said Archbishop, who reminded the faithful that the celebration is part of the year of the “Eucharistic Renewal,” called by the United Stated Conference of Catholic Bishops. Please see below full homily as prepared in Spanish. To view full video of Mass and musical tribute, click here.
“When we look into her (Virgin of Guadalupe) eyes, we experience the love she has for each one of us, for our families, the Church and the society in which we live. Maria de Guadalupe opens her arms, with tenderness and compassion and embraces us all with motherly love.
“In all her apparitions, the message of the Virgin Mary has always been like that of Tepeyac: She is the mother of all humanity, the mother of every person of every race and every language. And where she is, her Son Jesus cannot be missing, offering his love and his salvation.”
The annual celebration began at 6 p.m. with Aztec and Ballet Folklorico dancers on Cathedral’s plaza, followed by a time for veneration of the relic of the tilma or cloak of St. Juan Diego in the interior chapel of Our Lady of Guadalupe. The miraculous image of Our Lady of Guadalupe appeared 491 years ago, in 1531, on peasant Juan Diego’s tilma. The Cathedral is home to the only relic of the tilma outside of the Basilica of Our Lady of Guadalupe in Mexico City. At 10 p.m., the celebration continued inside the Cathedral with a special Rosary, followed by a performance by all-female guest singers accompanied by Mariachi Somos México.
The artists that serenated “La Morenita” are:
– Lupita Infante, a Mexican American singer and songwriter, who was nominated in 2020 for a Latin GRAMMY for her song “Dejaré,” (co-written with Luciano Luna) and in 2021 for her debut album La Serenata. Her name is instantly familiar to tens of millions of Mexicans, as she is the granddaughter of Pedro Infante Cruz (1917-1957) a beloved Mexican singer and actor.
–Anabel and Leticia Barajas, renowned international Mexican rancheras singers, form the duet Hermanas Barajas and have gained an international presence, sharing stages with greats of the genre such as Esequiel Peña, Beatriz Adriana, and Vicente Fernandez and with appearances on popular television shows such as Sábado Gigante and Despierta America.
–Jacky Ibarra, a Los Angeles native, serenaded the Virgen de Guadalupe at the Cathedral for the 20th consecutive year. She has performed at the Vatican’s St. Peter’s Basilica, and at St. Francis of Assisi and Santa Maria La Mayor, and was one of the 25 finalists among 35,000 contestants at “La Academia de la última generación,” Mexico’s version of American Idol.
–Angel Ng, is considered one of the top sopranos in her native hometown of Los Angeles who has sung on major stages such as: Ford Amphitheater Theater, Orpheum Theater, Sureyya Opera House Istanbul, Opera House Varna Bulgaria and major international events throughout Mexico.
–Karla Carrillo – has been a music minister for more than 25 years, she serves as a cantor at parishes across Southern California. She has performed and recorded with composers of sacred music across the world including Tony Alonso, and Santiago Fernández. Karla released her own solo mariachi album in 2004, Niña a Gozar la Vida. She currently works at St. Martin of Tours Catholic School, where she teaches Spanish and music.
The celebration recalls the apparitions of the Virgin Mary to St. Juan Diego at Tepeyac, Mexico, in December 1531, when she left her image on his tilma, or cloak. The relic, or piece of the tilma inside the Cathedral, was a present to the Archdiocese of Los Angeles from the Archbishop of Mexico City in appreciation and friendship after Los Angeles Archbishop John J. Cantwell led a pilgrimage to the Basilica of Our Lady of Guadalupe in Mexico City in the early 1940s, during the Cristero War. Given the natural agave fibers used to make the tilma, experts say it is miraculous that the relic at the Cathedral in Los Angeles, and the rest of the tilma in Mexico City, have survived for almost five centuries.
Live production of the event was possible with the support of EWTN Español.
The event is made possible thanks to the support of the Catholic Cemeteries and Mortuaries of the Archdiocese, C3-Catholic Communication Collaboration, Vallarta Supermarkets, Tacos Gavilan, and the Archdiocesan and Cathedral staff and volunteers. For more information, please visit https://www.olacathedral.org/guadalupe-celebration, and https://www.olacathedral.org/guadalupe for information in Spanish.
Full homily in Spanish follows:
Homilía — Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe[i]
Mons. José H. Gomez
Arzobispo de Los Ángeles
Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles
12 de diciembre de 2022
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Celebramos esta noche, de modo especial, la fiesta de Na. Sa. de Guadalupe. Y nos unimos a los Obispos de México al inicio de la Novena Intercontinental Guadalupana de preparación para la celebración del 500 aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
También celebramos hoy la fiesta de la Virgen de Guadalupe dentro del año de ‘renovación eucarística’ en los Estados Unidos. Los Obispos de nuestro país nos han convocado a que todos podamos valorar mejor la importancia del Sacramento de la Eucaristía en la vida y la misión de la Iglesia.
Como siempre es una gran alegría celebrar con todos ustedes la fiesta de Na. Sa. de Guadalupe y mostrarle nuestro amor y devoción.
La Virgen de Guadalupe es nuestra madre. Ella nos recuerda quienes somos. Hijos e hijas queridísimos de Dios Nuestro Señor. Y es con Ella con quien queremos estar, porque ella nos lleva a Jesús, nos lleva a Dios.
Cuando la miramos a los ojos, experimentamos el amor que tiene por cada uno de nosotros, por nuestras familias, la Iglesia y la sociedad en la que vivimos. Maria de Guadalupe abre sus brazos, con ternura y compasión y nos abraza a todos con amor de madre.
El profeta Zacarías nos dice esta noche, en la primera lectura de la Misa, que nuestra Madre viene a traernos a Jesús para que habite en medio de nosotros: “Canta de gozo y regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor.”
Ésa es la hermosa misión de Maria Santísima: ¡ella nos trae a Jesús!
San Juan Pablo II nos dijo: “donde está Ella, no puede faltar su Hijo” [ii].
Como sabemos, María estuvo en la concepción y en el nacimiento de Jesus. Estuvo con él para presentarlo en el Templo y ayudarlo a crecer durante aquellos años de vida oculta en Nazaret.
Ella estuvo presente en Caná, al inicio de su ministerio público.
Y lo siguió entre la multitud para escucharlo predicar, para presenciar sus milagros.
Estuvo presente, al pie de la cruz, cuando su Hijo murió. Y estuvo también presente en el nacimiento de la Iglesia, orando con los apóstoles cuando el Espíritu Santo descendió en Pentecostés.
Y a lo largo de la historia, María sigue siendo —en todos los tiempos, en todos los lugares y en todos los corazones— el rostro maternal de la misericordia del Padre.
Desde los primeros siglos de la Iglesia, Dios Padre ha seguido enviando a María Santísima para mostrarle a sus hijos su tierna misericordia.
En todas sus apariciones, el mensaje de la Virgen María ha sido siempre como el del Tepeyac: Ella es la madre de toda la humanidad, la madre de cada persona de toda raza y de toda lengua. Y donde ella está, no puede faltar su Hijo Jesus, ofreciendo su amor y su salvación.
Siempre, la Virgen María “visita” a sus hijos e hijas, así como visitó a su pariente Santa Isabel en el Evangelio que acabamos de escuchar.
Hoy podemos reflexionar en el “ejemplo sencillo” que nos da Maria Santísima.
¿Por qué visitó a Isabel? Porque Isabel era una mujer que milagrosamente, quedó embarazada. María fue a ayudarla, aunque ella también estaba embarazada esperando al Niño Jesus.
Qué ejemplo tan bonito. La sencillez y la ternura de Maria Santísima con su prima Santa Isabel.
Y la misma sencillez esta presente en toda la vida de la Virgen Maria. Vivió su vocación y su misión en la historia de la salvación siendo, sencillamente, una madre y una esposa, cumpliendo con los deberes de su familia.
Dio a luz a su Hijo y lo educo y lo cuidó. Ella fue la fiel esposa de San José y visito a su prima Santa Isabel, como lo escuchamos esta noche.
Queridos hermanos y hermanas, Nuestra Señora nos muestra el camino al que estamos llamados en nuestra vida ordinaria.
Vivimos nuestra vocación cristiana en nuestros hogares, en nuestras familias. El reino de Dios se vive y se desarrolla a través de las cosas pequeñas de nuestra vida diaria, a través de los pequeños actos de amor, de dulzura y de amistad.
El amor es el camino que estamos llamados a seguir, el amor a Dios y el amor a los demás. Éste fue el camino recorrido por María y por San José. Y debe ser nuestro camino también.
Esta noche, pidámosle a la Virgen Maria la gracia de estar siempre con Jesus y amar a los demás en la sencillez de nuestra vida ordinaria. ¡Con hechos y de verdad!
Pidamos la gracia de “visitar” —con amor y ternura— a los que están cerca de nosotros, y de llevarlos a Jesús, así como María lo hizo.
Y decidámonos a recibir en nuestras almas y nuestros corazones,
a María y a Jesús, que vienen a tocar a nuestra puerta, tal como tocaron a la puerta de Santa Isabel.
Y en este tiempo de Adviento, preparándonos para la Navidad, pidámosle a María que ella sea siempre una madre para cada uno de nosotros. ¡Nuestra Madre Santísima!
Y no nos olvidemos nunca de las hermosas palabras maternales que le dirigió a San Juan Diego: “¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?” [iii]
¡Que Viva la Virgen de Guadalupe!
¡Que viva San Juan Diego!
¡Que viva San Junípero Serra!
¡Que viva Cristo Rey!
¡Que viva la Virgen de Guadalupe!
¡Que viva la Virgen de Guadalupe!
¡Que viva la Virgen de Guadalupe!
[i] Lecturas: Zac 2, 14–17; Ap 11,19, 12,1–6, 10; Lc 1, 39–48.
[ii] Homilía, Memoria de Nuestra Señora de Lourdes (11 de febrero de 1980).
[iii] Nican Mopohua, 118–119.
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